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La negación de los conflictos empresariales…

  • Foto del escritor: BFO Grupo consultor
    BFO Grupo consultor
  • 15 nov 2024
  • 3 Min. de lectura

Una amenaza silenciosa para las Empresas Familiares.





En la dinámica de una Empresa Familiar, los conflictos son inevitables. Ya sean diferencias en la visión estratégica, disputas entre familiares o roces entre colaboradores, estos conflictos forman parte de la realidad diaria. Sin embargo, un fenómeno común es la tendencia a negar o minimizar la existencia de estos problemas. Este enfoque puede parecer una forma de evitar el malestar momentáneo, pero en realidad, es una estrategia peligrosa y costosa. La negación de la realidad de los conflictos no solo permite que estos crezcan sin control, sino que, a largo plazo, se convierten en un serio obstáculo para la empresa y la familia.

 

¿Por qué se tiende a negar el conflicto?

 

Los fundadores de Empresas Familiares suelen tener una visión optimista y un compromiso profundo con su empresa, buscando evitar fricciones que pudieran dañar la unidad familiar y empresarial. Así, cuando surge un conflicto, algunos fundadores optan por ignorarlo o minimizarlo, creyendo que desaparecerá por sí solo. Esta negación puede estar motivada por:

  1. Miedo a la confrontación: Abordar los conflictos requiere valentía y habilidad para enfrentar conversaciones incómodas. Para evitar este malestar, algunos líderes prefieren no reconocer la existencia del problema.

  2. Lealtad familiar: Para muchos, la familia y la empresa están profundamente entrelazadas y el conflicto se percibe como una amenaza para la armonía y la cohesión familiar. Negarlo, puede parecer una forma de proteger estos lazos.

  3. Confianza en la autogestión del problema: Existe una creencia en que los problemas se resolverán por sí mismos con el tiempo. Sin embargo, en una empresa, los conflictos tienden a escalar en lugar de desaparecer, especialmente cuando involucran relaciones familiares.

Ignorar o negar los conflictos en la Empresa Familiar no es una solución sostenible. En realidad, la negación solo actúa como un “paño caliente” que, tarde o temprano, deja de cubrir el problema. Los efectos a largo plazo pueden ser profundos y difíciles de revertir:

  • Escalamiento del conflicto: Un conflicto no gestionado tiende a crecer en intensidad y complejidad. Las diferencias no resueltas pueden evolucionar de pequeños desacuerdos a enfrentamientos que afecten la estructura y operación de la empresa.

  • Afectación de la cultura organizacional: La cultura en una Empresa Familiar está moldeada por sus líderes. Cuando los líderes optan por negar los conflictos, envían un mensaje claro a sus colaboradores sobre cómo manejar los problemas: evitando la confrontación y el diálogo. Con el tiempo, esto genera una cultura de evasión y falta de transparencia, debilitando la confianza y el compromiso.

  • Daño a la reputación: La imagen de la empresa también puede verse afectada cuando los conflictos internos salen a la luz pública. Colaboradores, clientes y proveedores pueden perder la confianza en la estabilidad y fiabilidad de la empresa, impactando negativamente su posicionamiento y crecimiento.

  • Consecuencias en el ámbito familiar: La negación de los conflictos no solo afecta la empresa, sino también los vínculos familiares. La acumulación de resentimientos y tensiones puede erosionar las relaciones familiares, generando una distancia emocional que, en algunos casos, es difícil de restaurar.

Aceptar la realidad de los conflictos es el primer paso para gestionarlos eficazmente. Reconocer un problema no es señal de debilidad; por el contrario, es una muestra de fortaleza y compromiso con el bienestar tanto de la empresa como de la familia. A continuación, algunos pasos prácticos para abordar y resolver conflictos en una Empresa Familiar:


  1. Crear una cultura de diálogo y transparencia: Fomentar una cultura donde el diálogo abierto y la comunicación directa sean valores centrales. Esto implica crear espacios para que todos los miembros puedan expresar sus inquietudes y propuestas sin miedo a represalias.

  2. Buscar apoyo externo: En algunos casos, contar con un mediador externo puede ser de gran ayuda. Un consultor especializado en Empresas Familiares puede facilitar la resolución del conflicto de manera objetiva, ayudando a mantener el equilibrio entre los intereses empresariales y familiares.

  3. Establecer políticas de gestión de conflictos: La existencia de políticas y procedimientos específicos para la resolución de conflictos brinda una guía clara y objetiva. Estas políticas deben ser accesibles y conocidas por todos los miembros de la empresa, ayudando a evitar malentendidos y confusiones.

  4. Fomentar el desarrollo de habilidades de comunicación: La comunicación efectiva es fundamental para prevenir y resolver conflictos. Capacitar a los líderes y miembros de la familia en habilidades de comunicación, como la escucha activa y la negociación, contribuye a reducir la intensidad y frecuencia de los conflictos.


Para los fundadores de Empresas Familiares, es importante ver el conflicto no como una amenaza, sino como una oportunidad para fortalecer tanto la empresa como los lazos familiares. Los conflictos, si son gestionados de manera adecuada, permiten identificar áreas de mejora, descubrir nuevas oportunidades y construir relaciones más sólidas y auténticas.

 
 
 

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